Muchas empresas, gerentes y directivos se fijan como una de sus prioridades aumentar y propiciar la motivación de sus empleados. Los beneficios de contar con una plantilla motivada son numerosos: mejora los resultados, aumenta la productividad, incentiva la creatividad y la responsabilidad y mejora la consecución de los objetivos y el clima laboral.
Estas son algunas ideas para que los empleados tengan cargadas las «pilas» de la motivación:
¿Una cuestión de dinero? El salario es una razón importante por la que los trabajadores eligen una empresa u otra para trabajar. Pero no es la única. Por eso, la motivación de sus trabajadores no debería depender únicamente de su sueldo. Si apuesta por esta alternativa, su empresa entrará en un círculo vicioso del que le será difícil escapar y que podría generar aún más desmotivación en sus empleados cuando no les dé un aumento de salario. En definitiva, las compensaciones económicas son un elemento más y no el central para motivar a su plantilla.
Es de bien nacido… Agradezca y reconozca a los trabajadores que han obtenido algún logro o que han cumplido alguno de los objetivos planteados por su empresa. Reconozca la labor de cada uno de ellos y no sólo de los directivos. Trate de recompensar, ya sea económica o emocionalmente, a todos los empleados que se destaquen por el desempeño de su puesto, independientemente de su perfil profesional o del puesto que ocupen.
La ansiada independencia. En la medida de lo posible, dé margen a sus trabajadores para que hagan propuestas y participen en la toma de decisiones empresariales. Haga que asuman responsabilidades y que sientan un cierto margen de libertad de acción en el marco de las funciones que deben desempeñar en su empresa.
Escuche mucho. Si el tamaño de su empresa o su número de empleados lo permite, tómese un tiempo para conversar y conocer a sus trabajadores, sus expectativas vitales y sus intereses. También le será de utilidad escuchar sus observaciones sobre el funcionamiento de los proyectos de su empresa o de los procedimientos habituales. No sólo les hará sentir que su opinión cuenta, sino que también podrá sacar ideas interesantes para mejorar el funcionamiento de su empresa. También puede plantearse trazar mecanismos de comunicación con su plantilla (buzón de sugerencias, e-mail, intranet…) para que los trabajadores puedan hacerle llegar sus impresiones, opiniones o sugerencias de mejora de la empresa.
Y también comunique. Intente ser transparente con sus trabajadores en la medida que lo permitan los planes de su empresa. Dé información sobre lo que funciona y lo que no, cuente los planes y proyectos de futuro y dé a conocer los logros de sus compañeros. Y también infórmeles de cómo se deben hacer las cosas y de lo que no ha dado resultado para que no cometan los mismos errores.
Formación, una apuesta segura. Si su empresa cuenta con planes de formación para sus empleados, les estará enviando una clara señal de que usted cree en su desarrollo profesional, al ofrecerles más oportunidades para crecer y avanzar en su trabajo diario y en su formación tanto profesional como personal.
El respeto, la norma básica para relacionarse. La cortesía debe regir las relaciones entre sus trabajadores y así debe hacérselo saber. No permita que sus mandos medios o usted mismo hagan de las críticas una humillación. El objetivo de las críticas debe ser mejorar los resultados o los procedimientos de trabajo y en ningún caso destruir la autoestima de sus empleados.
Meritocracia. Haga que cada ascenso en su empresa esté justificado por una sola premisa: la elección del mejor profesional para cada puesto. Evite que sus trabajadores piensen que los «enchufados» son los que llegan alto. De este modo, sus trabajadores captarán el mensaje de que los que más se esfuercen y mejor se preparen tendrán una recompensa en forma de ascenso y que su empresa aprovecha al máximo el potencial de su plantilla.
Flexibilidad. La rigidez sólo puede tener como consecuencia que su empleado se sienta frustrado y tenso cuando, por circunstancias personales, necesite adaptar o cambiar parte de sus condiciones de trabajo. Si su empleado -y el resto de la plantilla- ve que usted se esfuerza por ofrecer soluciones a sus circunstancias particulares, trabajará con más ganas el tiempo que esté en su puesto y su agradecimiento se traducirá en compromiso y productividad.